Probablemente yo sea una de las pocas personas que se acuerda que estaba haciendo hoy hace seis años.
Mi memoria y yo tenemos una relación amor-odio increíble. Los momentos que quiero olvidar ella sieeempre los recuerda, y los momentos que quiero recordar me los distorsiona.
Mi memoria es la responsable de que mis amigos suban la ceja cada vez que se me ocurre empezar una frase con: ¨El 12 de mayo de 2001...¨.
Seguidamente pasamos a la ronda de calificativos como malpegada, obsesiva y/o freak.
Y ahi yo me adelanto a explicar que es culpa de mi papá, él puso la X y con eso me vino todo lo demás.
Es la memoria Marval que hace que sepa que día es hoy.
Otra de las cosas que me funciona impecablemente es mi reloj biológico -o psicológico en este caso.
Desde hace unos días llevo atravesada una nostalgia y unas ganas de llorar que no se me quitan con nada. He puesto mi playlist ¨Despecho Mode¨ ochenta y cinco veces esta semana y naaaada que se me quitan. Por lo general con ponerla una vez, no ha terminado de sonar el primer acorde de ¨Fix You¨y ya puedo pasar a mi playlist de reggaeton cabilla, pero no ha sido así esta semana. Cero éxito.
Y fue hoy que entendí lo que mi subconsciente me estaba diciendo.
Mis ganas de llorar mientras le explicaba a la chama de subway que no quería cebolla en mi sandwich tenían nombre, no era que yo estaba de asilo.
Hoy hace seis años le dije adiós a un gran amigo. Le dije adiós sin saberlo.
Esta es la semana de mi año en que me pongo más sensible que un Osito Cariñoso, porque hace seis años fue la semana más dura que he pasado en mi vida.
No es una metáfora, ni una empty formula, ni un cliché. Es literal.
Fue la semana en que entendí que mi país está en guerra. En que entendí lo frágil que es la vida y lo indefensos que estamos los venezolanos.
Lo PRESCINDIBLES que somos.
Cada vez que me toca echar el cuento digo que cuando me despedí de Jorge en el cumpleaños de Daniel Correa le dije que lo quería.
Pero confieso que no tengo idea si de hecho lo hice. Creo que es una pasada de mi memoria. Ella se empeña en incluir un ¨te quiero¨ al momento de darle un beso de buenas noches, pero la verdad es que estoy casi segura que la última frase que le dije a mi amigo fue algo así como: ¨Voy a tirar una bomba de humo, no me abraces mucho pa' que no se den cuenta que me estoy yendo¨. El se rio y me dijo: ¨Ok¨.
Nada poética la despedida, nada elocuente ni digna de adaptar a película la cosa. Fue torpe, nula y rutinaria.
Una despedida ingenua de una niña que took everything for granted. Di por sentado que otro encuentro con Jorge estaba garantizado.
La violencia desatada, el odio social y la desigualdad me explotaron en la cara, me saludaron y me dijeron: ¨A tu pana nos lo llevamos, un beso, bye¨.
Entonces me quedan mis fechas y mis recuerdos. Antes lamenté no haber sabido que ese era el Now or Never de nuestra amistad. No haber tenido un mini speech escrito en una servilleta esa noche y expresarle, coño, lo tantísimo que lo quería.
Pero seis años después, he aprendido a agarrarle cariño a esos treinta segundos en los que le dije chao.
Qué mejor manera de expresarle mi cariño que haberle sugerido que era el único del que valía la pena despedirme en esa fiesta?
La semana en que a Jorge se le apagó la voz, fue la semana en que aprendí a añadirle un Te quiero al Chao
martes, 16 de marzo de 2010
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Indeed Mariana. Today we are, tomorrow we don't know. So when I say goodbye, I always hug my loved ones as if is the last hug.
ResponderEliminarbueno primero GRACIAS por tener un blog! Eres fantástica y estoy segura que este blog será increíble!
ResponderEliminarSegundo, no tienes idea como me hiciste revivir ese momento en casa de Daniel. Recuerdo con detalles muchas cosas que pasaron ese día, a diferencia de ti, mi memoria es malísima, pero días como ese uno no los puede olvidar. Te entiendo demasiado en lo que sientes y somos varias las que recordamos no solo a Jorge, si no a todos los demás que se han ido en estos 25 anos que tengo respirando.
Es duro, son cosas que no se superan, uno simplemente aprende a llevarlas en la maletica que cargamos por la vida.
Tienes razón, no podemos take for granted a ninguna de las personas que no hacen la vida worth living.
TE QUIERO!